msgbartop
Deme diez hombres como Clouseau y podría destruir el mundo
msgbarbottom

23 ene 11 Etapa ciclista: Guillena – Castilblanco – La Cantina (23/01/2011)

Después del lote de escribir que me pegué ayer tengo que admitir que estaba como loco por salir a rodar un poco. El caso es que había estado toda la semana intentando quedar con mis compañeros de trabajo para salir a rodar, y por unas cosas y otras, no habíamos conseguido quedar en nada. Así que ayer por la tarde decidí salir a rodar, lloviera, tronara o nevara. Y la verdad, menos mal que iba con esas intenciones, ya que una de las tres cosas sucedió, y otra de ellas estuvo a punto de hacerlo.

Esta mañana subí a Guillena con la intención de realizar el recorrido que efectuamos el pasado 17 de octubre: El Guillenazo. La salvedad es que decidí hacerlo en sentido inverso: subir por la trialera del Camino de Santiago hasta Castilblanco de los Arroyos, enlazar con La Cantina a través del pantano de Los Molinos y del embalse de Guillena, y bajar de vuelta a Guillena por la Ruta del Agua. Un recorrido conocido, de algo más de 50 kilómetros. No me voy a extender demasiado en él, ya que lo he narrado en ocasiones anteriores, salvo para comentar algún detalle llamativo.

En primer lugar, la trialera tenía algunos tramos bastante perjudicados por las últimas lluvias: enormes torrenteras se habían llevado prácticamente el camino en ellos, y lo que quedaba era un auténtico barrizal que se desmoronaba al pasar por él. Otros tramos, en cambio, se encontraban bastante bien. Las partes de pizarra y caliza se encuentran entre estos últimos. Las partes menos abruptas, por el contrario son las más perjudicadas. Las cubiertas Kenda han tenido un comportamiento desigual: en las partes abruptas se han comportado de manera excelente. En cuanto a las de barro, en las zonas de barro grueso han dado un buen rendimiento, pero en las zonas de barro fino (arcilloso y similares) he sufrido algunos sustos, debido a que el barro se acumulaba en ellas, perdiéndose el dibujo completamente (tanto en la Blue Groove como en la Small Block Eight).

El resto de tramos han sido bastante tranquilos, con muy poca gente, comparado con días anteriores. He realizado la etapa casi sin parar (apenas un rato para intentar fotografiar unos almendros en flor), y dos pequeñas paradas para orientarme a la salida de Castilblanco y llegada a La Cantina.

Lo realmente llamativo del día ha sido la climatología. Toda la etapa ha estado cubierto, con abundante viento racheado, y con un frío bastante intenso. En toda la mañana no se ha subido de los 8ºC, y la mínima la he tenido en Castilblanco, con 5ºC. Esto hacía que en las partes de descenso (aprox. 30 km/h) llegara a tener una sensación térmica de -6ºC. Por suerte, la lluvia no hizo acto de presencia hasta que me encontraba realizando el tramo de la Ruta del Agua, de camino ya a Guillena. A eso me refería antes cuando decía que a punto estuvo de nevar. Tronar, la verdad es que no, salvo que nos refiramos metafóricamente a los continuos disparos de cazadores que me fueron acompañando durante las más de tres horas de etapa.

El recorrido, como decía antes, se corresponde con la etapa del Guillenazo (si bien en sentido contrario), cuya representación en Google Maps es la siguiente:


Ver 2010/10/17 El Guillenazo en un mapa más grande

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según mi velocímetro): 51,590 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 24m 33s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 3h 32m 7s
  • Pulsaciones medias: 154 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 182
  • Consumo medio de calorías: 1170 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1450 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 7m 44s
  • Consumo total de calorías: 3999 kcal
VN:F [1.9.20_1166]
Rating: 10.0/10 (1 vote cast)

Etiquetas: , , ,

14 nov 10 Etapa ciclista: Ruta del Agua (12/11/10)

Una bonita fecha para una bonita etapa. El pasado viernes salimos de nuevo con la bici Manolo, Fran y yo, a realizar de nuevo el recorrido de la Ruta del Agua desde Guillena, pero en sentido inverso, tal como lo realizamos Pedro y yo el pasado 30 de octubre. Una etapa conocida, con un tiempo de recorrido conocido, para realizarla en una tarde en la que no sabíamos si se nos echaría la noche encima. O mejor dicho, en la que sabíamos que la noche se nos iba a echar encima, pero esperábamos que no lo hiciera.

Y es que, en efecto, sabíamos que la etapa nos iba a tomar un par de horas en realizarla, y que salíamos del trabajo los tres a las 15:15h. Vamos, que entre que comes y llegas a Guillena, es difícil estar allí antes de las 16:15h. Y como la puesta de sol ese día estaba anunciada a las 18:15h, íbamos a ir, como poco, justos de tiempo.

Así fue. No llegamos a Guillena hasta las 16:30h, y empezamos en un tiempo récord de 7 minutos tras dejar el coche. Afrontamos rápidamente el ascenso. Quizás demasiado rápidamente, ya que los primeros 3 kilómetros de subida sentaron bastante mal, con las croquetas (en mi caso) y las hamburguesas (en el de Fran y Manolo) aún en el gaznate. Los siguientes 6 kilómetros de ascenso no fueron mucho mejores, aunque los sufrió especialmente Manolo, que llevaba 3 meses sin dar pedales en serio, y empezó a sufrir calambres. Aun así, realizamos esos 9’5 kms. de ascenso en unos 50 minutos.

En la cima de la etapa, justo antes de iniciar el vertiginoso descenso hasta la Cantina, realizamos una pequeña parada, lo justo para que nos recuperáramos un poco, y para colocar la minicámara deportiva en la bici, y poder grabar el descenso de la cuesta del Caracol. Habíamos decidido seguir adelante. Aún no eran las 17:15h, y nos quedaban los dos kilómetros de descenso de la cuesta, y los algo más de 17 kms. desde la Cantina hasta Guillena. Podíamos conseguirlo.

Iniciamos el descenso, que tuve que interrumpir rápidamente. La cámara, con el cierre de plástico algo deteriorado, no había aguantado los traqueteos del camino. Se había ido al suelo.

vlcsnap-2010-11-13-08h56m52s46.png

Maldiciendo el no haberme acordado de traer gomas elásticas para asegurarla, volví a colocar la cámara en su sitio. En vano, ya que no tardó demasiado tiempo en volver a soltarse. Esta vez pude, por suerte, cogerla al vuelo, y decidí llevarla en un lugar bastante socorrido: en la boca. Cosa que a Fran le hizo bastante gracia.

vlcsnap-2010-11-13-09h02m03s95.png

No tardé en ponerme en cabeza del descenso, y afrontar a toda velocidad las curvasn enlazadas, tomando todos los recortes posibles para hacerlo aún más emocionante. El descenso, desde luego, valió la pena, aunque como pude ver a posteriori, la grabación no. Al llevarla en la boca iba más inclinada de lo deseable, y prácticamente sólo se grabó suelo. Aunque, no hay mal que por bien no venga, me sirvió para descubrir que el molesto silbido aerodinámico quedaba solucionado, al llevar sellada la tapa trasera de la cámara. La próxima vez lo haré con cinta aislante. ^_^

Justo al llegar a mi altura Manolo y Fran, emprendimos el descenso. Y es que no habíamos tenido en cuenta que al estar encajonados en un valle, para nosotros la puesta de sol se adelantaba. No teníamos tiempo que perder. Fue entonces cuando hizo acto de presencia el segundo inconveniente grave de la etapa para Manolo: el frío. El descenso en una zona de umbría, húmeda y con el sol ya puesto lo estaba helando hasta los huesos, ya que aún llevaba ropa de verano. Teníamos, pues, que descender rápido, pero no demasiado, para no incrementar la sensación de frío.

Afrontamos el descenso con un precario equilibrio entre el rodar rápido, y el no forzar demasiado a Manolo. Aun así, en algunos momentos alternamos breves ataques para disfrutar del sinuoso trazado. Y así, llegamos hasta el final de la Ruta del Agua. El sol se había puesto ya hacía rato, pero aún teníamos suficiente luz, lo que nos permitió realizar un descenso hasta Guillena sin más incidente que el tener que rebasar a un rebaño de cabras que ocupaban toda la pista. Finalmente, llegamos a los coches al filo de las 18:40h, con una luz francamente escasa. Aun así, había merecido la pena.

El mapa de la etapa, muy parecido al de ocasiones anteriores, es el siguiente:


Ver 2010/11/12: Cordel de la Cruz de la Mujer- Ruta del Agua en un mapa más grande

Datos de la etapa:

  • Distancia: 30’2 kms.
  • Tiempo de etapa: 1h 55m 41s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 2h 0m 42s
  • Pulsaciones medias: 145 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 192
  • Consumo medio de calorías: 1080 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1550 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 33m 55s
  • Consumo total de calorías: 2253 kcal
VN:F [1.9.20_1166]
Rating: 10.0/10 (1 vote cast)

Etiquetas: , ,

31 oct 10 Etapa ciclista: Cordel de la Cruz de la Mujer – Ruta del Agua (30/10/2010)

El pasado sábado Pedro y yo volvimos a coger la bici después de un tiempo sin salir juntos. El día escogido, a priori, no era el más adecuado: habían pronosticado lluvia para todo el fin de semana, y la mañana se había levantado bastante desapacible. La etapa escogida era una que ya conocía bastante bien: salida de Guillena para hacer la Ruta del Agua. Sin embargo, esta vez tenía una variación: pretendía que la recorriéramos en sentido inverso, ascendiendo por el cordel de la Cruz de la Mujer, realizar el descenso de la cuesta de la Lenteja hasta la Cantina, y por último, volver a Guillena por la Ruta del Agua. Habíamos quedado en la gasolinera de Guillena a las 9:00h.

A las 8:30h las perspectivas no eran nada buenas, ya que llovía en Santiponce, y el cielo estaba completamente cubierto. Según la predicción meteorológica, la lluvia de verdad no llegaría hasta varias horas después, por lo que se suponía que la mañana estaba en lo mejor que se podía esperar. Así que con unas perspectivas bastante negras, cargué la bici en el coche, y salí hacia Guillena. Durante todo el trayecto en coche estuvo lloviendo, así que me hice a la idea de que nos íbamos a limitar a constatar que no íbamos a tener etapa.

Pedro llegó a la gasolinera apenas pasadas las 9:00h, y venía con la misma sensación que yo. Aun así, nos dirigimos con los coches hasta el comienzo del cordel, por ver qué tal estaba el ambiente. Y dado que no llovía apenas, y por no desperdiciar la mañana, nos decidimos a salir, a ver cuánto tiempo aguantaba antes de que nos tuviéramos que dar la vuelta.

Emprendimos, pues, el ascenso por el cordel de la Cruz de la Mujer. El cielo estaba completamente encapotado, y aunque no llovía, el aire estaba tan húmedo que el agua se condensaba sobre el casco y las gafas, que poco a poco empezaron a gotear agua. Los olores se potenciaban, lo que al principio -cerca de corrales- no era precisamente agradable. Afrontamos las primeras rampas del cordel, con apenas compañía de otros dos ciclistas. Nada que ver con el tropel de gente que me había encontrado en ocasiones anteriores.

A medida que ascendíamos, una neblina cada vez más espesa nos iba hurtando los detalles del paisaje, cada vez más serrano, donde poco a poco alcornoques, encinas y pinos empezaban a imponer su presencia. Parecía una extraña combinación de paisaje cordobés con clima gallego, con un frío bastante acusado -rondando los 12ºC durante casi todo el ascenso- y una humedad que se introducía hasta los huesos. Aunque por suerte -por decirlo de alguna manera- las rampas hacían que entráramos en calor.

La subida era bastante sostenida, prácticamente rectilínea y sin apenas variaciones. Después de unos 6.5 km de ascenso, llegamos a una bajada de casi 1 km. que nos condujo a un pequeño valle, que constituyó el preludio de la subida más intensa del cordel: unos 2 km. de subida con unas rampas iniciales bastante exigentes. Al llegar a la cima habíamos recorrido unos 9.5 km de etapa, con una media de 10.8 km/h. Y sorprendentemente, pese al frío, la bruma y la humedad, aún no nos había llovido.

Tras una breve parada, afrontamos el descenso hasta la Cantina. El camino giró a la derecha, y empezamos el descenso de la cuesta de la Lenteja. Un descenso que prometía ser rápido e intenso. Y frío, muy frío. De hecho, apenas iniciado el descenso, nos detuvimos a que Pedro se pusiera un impermeable, pues apenas llevaba un maillot de verano sobre una camiseta de manga larga de entrenamiento. Sólo con eso corría el riesgo de calarse. Reanudado el descenso, bajamos a toda velocidad las doce curvas de la cuesta, cogiendo incluso algún atajo entre curva y curva, en el que Pedro estuvo a punto de irse por el campo al patinarle una rueda. Un descenso muy emocionante, en el que lamenté no haber cogido la minicámara deportiva para registrarlo.

Paramos brevemente en la Cantina, donde conversamos con los escasos tres ciclistas que allí se encontraban. Fue entonces cuando la lluvia hizo acto de presencia. Decidido a no perder más tiempo, por lo que pudiera pasar, iniciamos el descenso hacia Guillena. Teníamos por delante unos 17 kms. de recorrido junto al pantano de Gérgal.

Si el recorrido de la Ruta del Agua es bello de por sí, realizarlo en descenso, y con las condiciones meteorológicas de aquel día lo hacían francamente espectacular: cerros que rompían con sus cumbres las nubes grises cargadas de agua, que no se decidían a descargar sobre nosotros. Un descenso junto a la cola del embalse, con un gris plomizo que no era sino reflejo de lo que teníamos sobre nosotros. Y sobre el terreno, nos encontramos con una sorpresa. Una pequeña salamandra, negra y ocre, que se camuflaba a la perfección sobre el terreno. Tan a la perfección que Pedro estuvo a punto de pasarle por encima.

Foto0069.jpg

Seguimos con el descenso, aunque para ser precisos, el camino alternaba subidas, bajadas, y tramos de llaneo, a medida que íbamos pasando por la ladera de los montes que rodean el pantano. En uno de los frecuentes miradores que jalonan el camino, nos detuvimos a fotografiar la vista. Y es que la estampa valía la pena:

pano-embalse-gergal-2.jpg

Estuvimos parados un rato, antes de reemprender el descenso en nuestras monturas que, pese a todo, se encontraban razonablemente limpias:

Foto0081

El descenso hasta alcanzar de nuevo el cordel de la Cruz de la Mujer no tuvo mayores novedades: tramos de ascenso, descenso entre bosque mediterráneo, y por último salida a la campiña sevillana junto a eucaliptos, para llegar a Guillena en un rápido descenso.

La etapa había terminado, pero tuvimos un pequeño epílogo, en forma de búsqueda de un lavadero donde adecentar las bicis para no llenar los coches de barro. Dado que no conocía otro, no nos quedó más remedio que ir hasta el polígono de El Cerro, por el trazado que hemos seguido otras veces en la Vía de la Plata. A la vuelta tuve la intención de que nos comiéramos unos cuantos churros con chocolate para meternos algo caliente entre pecho y espalda, pero por desgracia a las doce y media ya habían dejado de venderlos. Fue entonces cuando caí en la cuenta de lo avanzado del día. Por la total ausencia de sol durante toda la jornada, no creía que fuera mucho más tarde de las once de la mañana. Volvimos, pues, frustrados a donde teníamos los coches, y dimos por terminada la etapa. Por suerte Pedro llevaba unos huesitos con los que pude saciar mi apetito goloso. :mrgreen: Y de esta manera concluimos una jornada que tan mal pintaba por la mañana, y que tan divertida fue finalmente.

Foto0082.jpg

El recorrido de la etapa en Google Maps:


Ver 2010/10/30: Cruz de la Mujer – Ruta del Agua en un mapa más grande

Datos de la etapa:

  • Distancia (según mi velocímetro): 34’654 km. (Incluyendo el trayecto hasta el lavadero de coches)
  • Tiempo de etapa: 2h 19m 41s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 2h 49m 48s
  • Pulsaciones medias: 129 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 173
  • Consumo medio de calorías: 920 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1360 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 40m 58s
  • Consumo total de calorías: 2615 kcal
VN:F [1.9.20_1166]
Rating: 10.0/10 (1 vote cast)

Etiquetas: , , , , ,

17 oct 10 Etapa ciclista: El Guillenazo

En la pasada etapa del 12 de octubre nos quedamos con una sensación agridulce: la etapa había sido una auténtica gozada, pero se nos había quedado algo corta. Así que para este fin de semana decidimos recuperar una etapa que hacía tiempo que tenía ganas de hacer: El Guillenazo

El Guillenazo es un recorrido circular en los alrededores de Guillena, que ya habíamos realizado -en parte- en etapas anteriores. Comienza saliendo de Guillena por el cordel de la Cruz de la Mujer, hasta tomar la pista que rodea el embarse de Gérgal, y que constituye el tramo principal de la Ruta del Agua. Una vez alcanzada La Cantina, cruza por la presa de Guillena, para enlazar con Castilblanco de los Arroyos por el embalse de Castilblanco, haciendo uso de la pista SE-186. Por último, se desciende de vuelta a Guillena por la Vía de la Plata. Unos 53 kms. sobre el papel, con bonitas subidas, tramos intensos, y bajadas trialeras que hacen las delicias de los ciclistas de montaña más técnicos.

Quedamos, pues, Miguel, Rafa y yo a las 9:00h en la gasolinera de Guillena, para posteriormente dirigirnos al comienzo del Cordel de la Cruz de la Mujer. Ya a esas horas la cantidad de ciclistas que frecuentaban la zona era desmesurada. La cantidad de vehículos aparcados en la zona nos hacía suponer -de manera muy acertada- que nos íbamos a estar precisamente solos en el camino. Comenzamos la etapa al filo de las 9:20h. con el ascenso del cordel. Llegamos rápidamente hasta la pista que bordea el embalse, donde empezamos el largo ascenso que habría de llevarnos hasta la Cantina. Este tramo no presenta especiales dificultades, con la excepción de algunas pequeñas paredes que jalonan el recorrido, aunque Miguel tuvo el primer susto de la jornada al irse a la cuneta en un tramo de bajada con abundante arena, y una curva de derechas peraltada al revés. Salida, por otro lado, sin mayor consecuencia. Rafa, por su parte, empezaba a experimentar los problemas mecánicos que habrían de perseguirle a lo largo de toda la etapa: en este caso, problemas con el cambio del plato y la cadena.

De camino a La Cantina encontramos una importante razón para el desmesurado número de coches que nos habíamos encontrado en Guillena: se disputaba el I Trail Turdetania, carrera de ultrafondo cuyo recorrido, precisamente, coincidía exactamente con nuestra etapa. Su primer punto de avituallamiento, que coincidió con nuestra primera parada importante, estaba precisamente en La Cantina. Allí, precisamente, se nos unieron dos ciclistas, Ángel y Willy, con los que trabamos conversación, y tras conocer nuestro recorrido, se decidieron a acompañarnos.

Una vez reanudada la etapa, descendimos hasta la presa de Guillena, sobre la cruzamos. Poco después, tras rodar un poco junto a las plácidas aguas el embalse, empezamos el ascenso hacia la dehesa del Oreganal. Éste comenzaba con un tramo en S que, a la postre, era menos duro de lo que cabía suponer, pero, una vez pasado éste, el ascenso se hacía más intenso. Ahí poco a poco empezó a írseme Miguel. Rafa, por su parte, seguía con sus problemas de cambio, por lo que se quedó rápidamente descolgado. Nos reagrupamos, poco después, en la cima de la subida, junto a un cercado de cerdos, en el que comentamos la dura subida.

Continuamos camino de la pista SE-186, pasando junto a la Casa del Oreganal. La pista, que inicialmente pensaba que iba a tener firme de grava y alquitrán, era en realidad de tierra, del mismo estilo que habíamos venido trayendo desde la salida. Tenía la pista algunas subidas y bajadas, no demasiado duras, empezamos un vertiginoso descenso hasta el embalse existente a unos 4 kms. de Castilblanco. En ese descenso, como descubriría poco después, se me aflojó el cierre rápido de la rueda delantera. No quiero ni pensar qué podría haber pasado si en él hubiera levantado algo la horquilla delantera por algún bache o pequeño salto. Llevábamos a esas alturas unos 28 kms. de etapa.

Lo malo de descender hasta un pantano es que posteriormente, claro, hay que ascender. Fue una subida intensa, aunque no excesivamente exigente, hasta las cercanías de Castilblanco, en el que rebasamos a varios grupos de corredores del Trail Turdetania. Tras descansar un poco, y aprovechar para ajustar la posición del sillín de Rafa, que le venía dando problemas, completamos un breve descenso hasta Castilblanco de los Arroyos, donde aprovechamos para detenernos un rato en otro de los puntos de avituallamiento del Trail. Por cierto, algunos corredores, amablemente, nos hicieron entrega de algunos tetra-bricks de agua de la prueba ya que empezábamos a estar algo escasos de agua.

Salimos de Castilblanco por el camino de Toledilla, que nos ahorró tener que subir hasta la parte alta de Castilblanco para tomar la carretera de Burguillos. Recorrimos a velocidad de vértigo los 3 kms. que nos separaban de la pista de la Vía de la Plata, y empezamos el descenso por sus tramos trialeros, conmigo en cabeza y Willy a mi estela. Esta vez pude hacer un descenso sumamente rápido, ya que conocía bastante mejor sus entresijos y recovecos, y en esos momentos no había ninguno de los corredores del Trail. Hicimos una parada para reagruparnos una vez pasado el tramo trialero que hay justo debajo de las dos portelas, y retomamos el descenso por los tramos de piedras y de pizarra. Un bonito descenso, hasta la dehesa, donde llegué con Ángel y Willy. Tras un rato de espera, Miguel y Rafa no aparecían, por lo que decidimos dar la vuelta, por si se hubieran despistado o tenido algún problema. En el ascenso, algunos de los corredores me comentaron que habían visto a dos ciclistas que se ajustaban a la descripción de Miguel y Rafa reparando un pinchazo. Subí el tramo de pizarra y el de piedras, sin encontrarlos. ¡Prácticamente subí de nuevo hasta el lugar donde habíamos descansado! Y entonces vi a Miguel y a Rafa bajar: Rafa había pegado un llantazo y reventado la cámara de la rueda trasera en uno de los primeros tramos de piedra.

De nuevo en descenso, vi que uno de los ciclistas de la organización del Trail había sufrido un pinchazo. Le ofrecí ayuda, que gustosamente aceptó, ya que al reemplazar la cámara pinchada, había roto la válvula en el interior de la bomba, por lo que era incapaz de inflar la tercera cámara que llevaba. Una vez solventado el problema, continué el descenso para agruparme con mis compañeros justo antes de la bajada del tramo de pizarra. Habíamos perdido algo más de media hora, pero me había dado el gustazo de bajar los tramos más excitantes de la Vía de la Plata por partida doble.

De nuevo en la dehesa, salvamos la penúltima subida de la etapa, para salir de nuevo a los olivares y al campo de naranjos. Afrontamos la bajada hasta el polígono a una buena velocidad, pero notamos que Rafa había vuelto a quedarse: en este caso, por una salida de cadena que casi le había hecho irse al suelo, y obligado a detenerse derrapando con los pies durante unos 50 m.

La vuelta hasta Guillena tuvo poco misterio. Llegamos a los coches al filo de las dos de la tarde. La etapa había durado algo más de cuatro horas y media. Había sido larga, dura… y magnífica. Una etapa que espero repitamos en más de una ocasión.

Datos de la etapa:

  • Distancia (según mi velocímetro): 57’055 km. (Hay que tener en cuenta los 3-4 kms. recorridos de más en el ascenso de la Vía de la Plata)
  • Tiempo de etapa: 3h 34m 20s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 34m 56s
  • Pulsaciones medias: 146 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 1860
  • Consumo medio de calorías: 1090 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1490 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 35m 28s
  • Consumo total de calorías: 4969 kcal
VN:F [1.9.20_1166]
Rating: 10.0/10 (1 vote cast)

Etiquetas: , , , ,

13 oct 10 Etapa ciclista: Guillena – Castilblanco de los Arroyos por la Vía de la Plata

Ayer día 12 de octubre Rafa, Miguel y yo salimos a rodar de nuevo. Hacía ya algún tiempo que no rodábamos, y decidimos quitarnos el mono de ciclismo con una bonita etapa: realizar el recorrido entre Guillena y Castilblanco de los Arroyos que sigue la Vía de la Plata. Esta etapa ya habíamos intentado recorrerla Manolo, Fran y yo el pasado 21 de julio, pero se nos echó la noche encima en aquella ocasiíón, y no pudimos alcanzar Castilblanco.

Quedamos a las 9:00h en Guillena, y tras acondicionar las bicis, partimos de Guillena, cruzando el puente que salva el río Ribera de Huelva. Seguir el trazado no era nada complicado, ya que sólo había que limitarse a seguir las flechas amarillas de la Vía de la Plata. Una vez llegamos al polígono de El Cerro, dejamos el asfalto y empezamos con el verdadero camino. ¡Y lo empezamos con un barrizal! En efecto, las lluvias de los últimos días habían provocado que el primer tramo del camino, que transcurre entre olivares, apareciera embarrado. Sin embargo, confiaba en que más arriba, en las primeras estribaciones de la sierra, sólo tuviéramos el terreno más compactado. Y no me equivocaba.

Seguimos en continuo ascenso hasta el campo de naranjos que marca un breve descenso hasta la zona de alcornocales. El cambio de paisaje es enormemente llamativo, pues se pasa de un paisaje olivarero a un paisaje serrano. Y con zonas trialeras muy apetecibles. Las cubiertas Maxxis Larsen TT, pese al desgaste de la trasera, se portaron de fábula, permitiéndome salvar todos los tramos comprometidos sin demasiados apuros. Así, pronto llegamos a la zona de las dos portelas.

S8005067.JPG

Tras pasar las portelas, continuamos ascendiendo por la última zona trialera, que a diferencia de la primera vez pude salvar sin echar pie a tierra. Poco después emprendimos el descenso hasta alcanzar el camino que desemboca en la carretera de Burguillos a Castilblanco, y que fue la zona donde nos tuvimos que volver la primera vez. Desde ahí, se asciende por la carretera durante 4 kms. hasta Castilblanco, terreno en el que Miguel aprovechó para tirar con ganas.

S8005070.JPG

Estuvimos un rato en la entrada de Castilblanco, nos refrescamos en una fuente, que también aproveché para kimpiar un poco la bici del barro en el que me había metido un par de veces, y emprendimos la vuelta. El descenso por carretera no tuvo mayor novedad, pero una vez recuperamos el camino, aproveché para utilizar la cámara deportiva, y grabar todo el descenso, que fue largo, técnico, y divertido a horrores.
También tuvimos un par de caídas protagonizadas por Rafa, que se vinieron a sumar a la de Miguel de la subida. Todas ellas sin mayores consecuencias.

descenso-castilblanco-02.png

Una vez alcanzamos de vuelta el polígono de El Cerro, aprovechamos para lavar las bicicletas, y solventado este trámite, finalizamos la etapa en Guillena.

Datos de la etapa:

  • Distancia (según le móvil de Rafa): 31’35 km.
  • Tiempo de etapa: 2h 57m 15s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 3h 12m 48s
  • Pulsaciones medias: 138 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 184
  • Consumo medio de calorías: 1010 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1470 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 44m 18s
  • Consumo total de calorías: 3223 kcal

El trazado de la etapa, registrado con AndAndo, es el siguiente:


Ver Guillena – Castilblanco por la Vía de la Plata (12/10/2010) en un mapa más grande

VN:F [1.9.20_1166]
Rating: 9.0/10 (1 vote cast)

Etiquetas: ,