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12 may 11 Etapa ciclista: Guillena – La Central (01/05/2011)

El pasado 1 de mayo hice la que, hasta el momento, es la última etapa ciclista con mis compañeros de Sevilla. Fue una etapa de entrenamiento, en principio bastante convencional. Nuestra idea era salir de Guillena, remontar el Cordel de la Cruz de la Mujer y bajar hasta La Cantina por la Cuesta de la Lenteja. Desde allí, optaríamos por volver por la Ruta del Agua, seguir hasta La Central y volver por el tramo abandonado del Ferrocarril del Cala, o bien seguir hasta la cuesta de la Media Fanega y volver por la N-630.

Empezamos la etapa pasadas las 9:20h. En esta ocasión salimos Manolo, Miguel, Rafa y yo, ya que la amenaza de lluvia de los días previos habían hecho que Fran y Jesús declinaran acudir. Subimos por el Cordel, aunque pronto la bici de Manolo empezó a dar problemas: habíamos tenido que cambiar la cámara de la rueda trasera al encontrarse agujereada por la parte de la llanta. Sospechamos que se podría haber producido un corte en alguno de los agujeros de paso de los radios, y el hecho de que apenas 3 kms. después se reprodujera el problema nos hico confirmarlo. Hinchamos la rueda un poco, y seguimos ascendiendo hasta llegar al final de la subida. Allí nos detuvimos a realizar una reparación. Por suerte, pudimos encintar la llanta con un rollo de cinta aislante que llevaba entre mis herramientas. Una vez solventado el problema, seguimos con la etapa, realizando el descenso de la Cuesta de la Lenteja. Aporto un nuevo vídeo de la bajada, esta vez hecho con la MD-80:

Una vez abajo, decidimos continuar hasta La Central. Manolo se encontraba algo tocado, consecuencia de haber rodado poco en los meses precedentes, pero estaba decidido a seguir. Hasta La Central no hubo mayor novedad, adoptamos un ritmo tranquilo y llegamos sin grandes percances. El problema fue cuando bajamos hasta el vado e intentamos cruzar el río Cala:

No nos quedó más remedio que dar media vuelta hasta La Cantina. Habíamos hecho 22 kms. -ida y vuelta- en balde. Desde La Cantina volvimos a Guillena, como teníamos previsto, por la ruta del agua, finalizando la etapa pasadas las 14:15h.

El mapa de la etapa es el siguiente:


Ver 2011/05/01: Ruta del Agua – La Central en un mapa más grande

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según el GPS): 50,64 km.
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 53m 18s
  • Pulsaciones medias: 124 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 183
  • Consumo medio de calorías: 840 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1420 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 35m 26s
  • Consumo total de calorías: 4170 kcal
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06 mar 11 Etapa ciclista: Guillena – La Central – Ferrocarril del Cala (06/III/2011)

Esta mañana Rafa, Miguel y yo hemos vuelto a coger la bici, después de algunas semanas sin salir con ellos. Para ir cogiendo el ritmo, escogimos efectuar una etapa ya conocida (Cordel de la Cruz de la Mujer y vuelta por la Ruta del Agua), pero con un añadido: subir desde La Cantina hasta La Central, y volver por el margen opuesto del embalse de Guillena, siguiendo el trazado del abandonado ferrocarril del Cala.

Salimos pasadas las 9:00h desde el inicio del Cordel de la Cruz de la Mujer, en Guillena. La mañana se presentaba agradable, sin rastro apenas del mal tiempo que nos había acompañado ayer. Rafa y Miguel salían con sus Cube doble suspensión nuevas, que no había tenido oportunidad de ver aún. Bonitas, muy bonitas. Y muy ligeras para ser sendas dobles. Sin muchos preámbulos, arrancamos, con Rafa tirando fuerte por delante. Ascendimos sin muchos problemas los primeros kilómetros del Cordel, hasta llegar al desvío de la ruta del Agua, que dejamos a nuestra derecha, y seguimos ascendiendo. Pronto notaríamos el primer cambio de paisaje del día: pasamos de un entorno de campiña a uno puramente serrano. Esta sería nuestra tónica del día: grandes cambios de paisaje en una etapa no demasiado larga.

Seguimos ascendiendo. Poco a poco Rafa fue cediendo en su empuje, ante lo que Miguel y yo tomamos el relevo. Estábamos subiendo, a mi modo de ver, más rápido de la cuenta, y corríamos el riesgo de pagarlo más adelante. Aún así, seguimos subiendo duro hasta llegar a la cima del Cordel, cerca de la central hidroeléctrica el embalse de Guillena. Era el punto más alto de la etapa, donde aprovechamos para hacer un descanso. Teníamos por delante el descenso por la cuesta de la Lenteja (alias El Caracol, alias La Serpiente) hasta La Cantina. Y esta vez tenía intención de grabarlo bien:

(El vídeo ha sido reprocesado con el estabilizador de vídeo por software para Virtual Dub Deshaker, por eso tiene esas bandas negras tan peculiares y algunos efectos extraños en los cambios bruscos de dirección. Aún así, me gusta. Tiene detalles curiosos)

Bajamos rápidamente a La Cantina, en un descenso bastante explosivo, en el que aproveché todos los recortes que pude. Sin embargo, para Miguel fue demasiado explosivo, ya que en una de las curvas más cerradas se le fue la bici de atrás, y acabó en el suelo, con un importante golpe en la rodilla, que no dejaría de darle guerra el resto de la etapa. Pese a ello, al asegurarnos Miguel que estaba en condiciones de continuar, decidimos seguir con nuestro recorrido.

Abandonamos La Cantina en dirección norte, y a difirencia de etapas anteriores, no descendimos hasta la presa, sino que seguimos por la pista de la presa. Poco a poco fuimos ganando en altura, y el paisaje volvió a cambiar: pasamos a una zona con grandes cortados de pizarra, en las cercanías del pantano. No tardamos mucho en llegar a la estación de bombeo del embalse de Guillena, donde hicimos una breve parada para tomar algo de comer en una bifurcación asfaltada. Consultamos el GPS y vimos que nuestra etapa continuaba descendiendo por la pista, que transcurría pegada a la cola del pantano. Al otro lado de éste se encontraba el recorrido del ferrocarril abandonado.

Tras comer unas barritas de cereales y un plátano, retomamos la marcha, aunque no por demasiado tiempo. Al poco de acabar el descenso, y junto al comienzo de una subida, nos paramos a echar una mano a unos ciclistas. Uno de ellos había sufrido un percance bajando, que se había saldado con el cambio de piñones destrozado -en el caso de la bici- y con el ciclista encaramado a un árbol, para evitar una caída por el terraplén que llevaba al pantano. Les ayudamos a desmontar el cambio destrozado y a cortar el cable de éste, para que pudieran al menos dejar la bici a piñón fijo.

Seguimos ascendiendo por la pista asfaltada, circulando de nuevo por un auténtico paisaje serrano que se convertiría en una constante hasta llegar a La Central. Tras la primera subida, continuamos en un terreno con suaves subidas y bajadas, que permitieron que Miguel tomara algo de aire, ya que venía sufriendo algunas molestias en su rodilla. Y así, tras un rato de marcha, llegamos a La Central. Pasamos ésta y tomamos un camino descendente que nos llevó hasta el cauce del río Ribera de Huelva. Teníamos que cruzarlo, y la verdad, dada la época del año, no las tenía todas conmigo. Sin embargo, el nivel del agua se encontraba realmente bajo, por lo que pudimos cruzar el vado sin problemas.

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Ascendimos hasta la otra orilla, y subimos hasta llegar a la vía abandonada, por una pequeña pero explosiva pendiente, hasta llegar a una casilla del guardia del tren en estado ruinoso. La vía se encuentra completamente desmantelada, sin vías, traviesas o balasto, por lo que el rodar por ella era bastante cómodo. Nada que ver con lo que hicimos Javi, Mané y yo el pasado lunes. Tan abandonada se encontraba que la vegetación lo había invadido todo, llegando en algunos momentos a circular por hierbas que llegaban hasta el manillar de la bici. Y así, empezamos el descenso por el ferrocarril.

El descenso al principio era bastante cómodo. El trazado se encontraba en bastante buen estado, y no teníamos que detenernos más que para cruzar algunas puertas que delimitaban las fincas por las que íbamos pasando. Sin embargo, poco a poco nos fuimos adentrando en una zona más abrupta. Así empezamos a circular por las trincheras del ferrocarril, en los que los desprendimientos empezaban a menudear, lo que hacía necesario circular con más cuidado, so pena de sufrir alguna caída, como de nuevo fue el caso de Miguel.

S8005367.JPG

A medida que avanzábamos la vía se iba cerrando más y más, constreñida por las trincheras excavadas en pizarra, con abundantes desprendimientos, rodeados de maleza y una feraz vegetación. Otro nuevo cambio de paisaje.

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A este cambio de paisaje pronto le acompañó la sorpresa que me tenía reservada. El túnel del ferrocarril. No había dicho nada a mis compañeros de la existencia del túnel que nos veríamos obligados a cruzar. Con lo que yo no contaba era con que se encontrara casi bloqueado por los desprendimientos.

S8005374.JPG

Pero antes de cruzar no pudimos menos que contemplar la magnífica vista del embalse de Guillena que se abría ante nuestros ojos. La misma que un rato antes habíamos visto, desde el otro lado, cuando paramos a reponer fuerzas junto a la estación de bombeo de la central hidroeléctrica.

pano-embalse-guillena.jpg

Una vez entramos en el túnel vimos que éste no se encontraba en tan malas condiciones como el exterior. De hecho, era posible rodar por él, pese a la oscuridad. Y como era bastante corto, el tramo sin luz alguna era bastante corto.

Pronto salimos de él, y continuamos con la bajada. El paisaje, de nuevo, había cambiado: un entorno mucho más seco, en el que la jara era la reina de la vegetación. Parecía increíble que en apenas un centenar de metros cambiara tanto el entorno.

El descenso hasta el final de la vía no tuvo muchas más novedades. Llegamos hasta el punto en que la vía desaparece, al comienzo de la Cuesta del Toro. Una de las alternativas de la etapa era realizar la subida para ir hasta Castilblanco de los Arroyos y bajar a Mairena por la trialera del Camino de Santiago. Pero dadas las circunstancias, decidimos volver por la vía rápida: Cantina y Ruta del Agua. A esas alturas pasaba del mediodía y llevábamos ya en el cuerpo unos 29 kilómetros.

Cruzamos por la presa de Guillena y subimos hasta La Cantina, sin detenernos esta vez. Optamos por volver por la Ruta del Agua. La otra alternativa era subir la cuesta de la Lenteja y bajar por donde habíamos subido. Más corto, pero con una subida durísima. Preferimos realizar una bajada más larga, pero más relajada. Pero, pese a ser una bajada más suave, Miguel no pudo evitar sufrir la visita del tío del mazo, por lo que trayecto por la ruta del Agua lo pasó bastante mal. Aparte de eso, no tuvimos muchas más novedades hasta enlazar de nuevo con el Cordel. Allí nos encontramos de nuevo con el ciclista que había roto el cambio, que iba en dirección a Las Pajanosas. Tras indicarle el camino, nos despedimos de él y bajamos de vuelta a Guillena, donde dimos por finalizada la etapa recién pasada la una y media de la tarde. Una bonita etapa para ir haciendo kilómetros con los compañeros de Sevilla. :mrgreen:

El trazado en Google Maps es el siguiente:


Ver 2011/03/06: Guillena – La Central en un mapa más grande

Los datos de la etapa -de nuevo ampliados al haber conseguido arreglar mi pulsómetro- son los siguientes:

  • Distancia (según el velocímetro): 45’648 km. (faltan unos 2 kms. de la bajada de la Cuesta de la Lenteja)
  • Distancia (según el GPS): 48,847 km
  • Tiempo de etapa: 3h 1m 36s (faltan unos 7 minutos de descenso y del paso del túnel)
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 4h 8m 7s
  • Pulsaciones medias: 143 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 179
  • Consumo medio de calorías: 1030 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1380 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 3h 11m 0s
  • Consumo total de calorías: 4137 kcal
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23 ene 11 Etapa ciclista: Guillena – Castilblanco – La Cantina (23/01/2011)

Después del lote de escribir que me pegué ayer tengo que admitir que estaba como loco por salir a rodar un poco. El caso es que había estado toda la semana intentando quedar con mis compañeros de trabajo para salir a rodar, y por unas cosas y otras, no habíamos conseguido quedar en nada. Así que ayer por la tarde decidí salir a rodar, lloviera, tronara o nevara. Y la verdad, menos mal que iba con esas intenciones, ya que una de las tres cosas sucedió, y otra de ellas estuvo a punto de hacerlo.

Esta mañana subí a Guillena con la intención de realizar el recorrido que efectuamos el pasado 17 de octubre: El Guillenazo. La salvedad es que decidí hacerlo en sentido inverso: subir por la trialera del Camino de Santiago hasta Castilblanco de los Arroyos, enlazar con La Cantina a través del pantano de Los Molinos y del embalse de Guillena, y bajar de vuelta a Guillena por la Ruta del Agua. Un recorrido conocido, de algo más de 50 kilómetros. No me voy a extender demasiado en él, ya que lo he narrado en ocasiones anteriores, salvo para comentar algún detalle llamativo.

En primer lugar, la trialera tenía algunos tramos bastante perjudicados por las últimas lluvias: enormes torrenteras se habían llevado prácticamente el camino en ellos, y lo que quedaba era un auténtico barrizal que se desmoronaba al pasar por él. Otros tramos, en cambio, se encontraban bastante bien. Las partes de pizarra y caliza se encuentran entre estos últimos. Las partes menos abruptas, por el contrario son las más perjudicadas. Las cubiertas Kenda han tenido un comportamiento desigual: en las partes abruptas se han comportado de manera excelente. En cuanto a las de barro, en las zonas de barro grueso han dado un buen rendimiento, pero en las zonas de barro fino (arcilloso y similares) he sufrido algunos sustos, debido a que el barro se acumulaba en ellas, perdiéndose el dibujo completamente (tanto en la Blue Groove como en la Small Block Eight).

El resto de tramos han sido bastante tranquilos, con muy poca gente, comparado con días anteriores. He realizado la etapa casi sin parar (apenas un rato para intentar fotografiar unos almendros en flor), y dos pequeñas paradas para orientarme a la salida de Castilblanco y llegada a La Cantina.

Lo realmente llamativo del día ha sido la climatología. Toda la etapa ha estado cubierto, con abundante viento racheado, y con un frío bastante intenso. En toda la mañana no se ha subido de los 8ºC, y la mínima la he tenido en Castilblanco, con 5ºC. Esto hacía que en las partes de descenso (aprox. 30 km/h) llegara a tener una sensación térmica de -6ºC. Por suerte, la lluvia no hizo acto de presencia hasta que me encontraba realizando el tramo de la Ruta del Agua, de camino ya a Guillena. A eso me refería antes cuando decía que a punto estuvo de nevar. Tronar, la verdad es que no, salvo que nos refiramos metafóricamente a los continuos disparos de cazadores que me fueron acompañando durante las más de tres horas de etapa.

El recorrido, como decía antes, se corresponde con la etapa del Guillenazo (si bien en sentido contrario), cuya representación en Google Maps es la siguiente:


Ver 2010/10/17 El Guillenazo en un mapa más grande

Los datos de la etapa son los siguientes:

  • Distancia (según mi velocímetro): 51,590 km.
  • Tiempo de etapa: 3h 24m 33s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 3h 32m 7s
  • Pulsaciones medias: 154 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 182
  • Consumo medio de calorías: 1170 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1450 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 2h 7m 44s
  • Consumo total de calorías: 3999 kcal
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31 oct 10 Etapa ciclista: Cordel de la Cruz de la Mujer – Ruta del Agua (30/10/2010)

El pasado sábado Pedro y yo volvimos a coger la bici después de un tiempo sin salir juntos. El día escogido, a priori, no era el más adecuado: habían pronosticado lluvia para todo el fin de semana, y la mañana se había levantado bastante desapacible. La etapa escogida era una que ya conocía bastante bien: salida de Guillena para hacer la Ruta del Agua. Sin embargo, esta vez tenía una variación: pretendía que la recorriéramos en sentido inverso, ascendiendo por el cordel de la Cruz de la Mujer, realizar el descenso de la cuesta de la Lenteja hasta la Cantina, y por último, volver a Guillena por la Ruta del Agua. Habíamos quedado en la gasolinera de Guillena a las 9:00h.

A las 8:30h las perspectivas no eran nada buenas, ya que llovía en Santiponce, y el cielo estaba completamente cubierto. Según la predicción meteorológica, la lluvia de verdad no llegaría hasta varias horas después, por lo que se suponía que la mañana estaba en lo mejor que se podía esperar. Así que con unas perspectivas bastante negras, cargué la bici en el coche, y salí hacia Guillena. Durante todo el trayecto en coche estuvo lloviendo, así que me hice a la idea de que nos íbamos a limitar a constatar que no íbamos a tener etapa.

Pedro llegó a la gasolinera apenas pasadas las 9:00h, y venía con la misma sensación que yo. Aun así, nos dirigimos con los coches hasta el comienzo del cordel, por ver qué tal estaba el ambiente. Y dado que no llovía apenas, y por no desperdiciar la mañana, nos decidimos a salir, a ver cuánto tiempo aguantaba antes de que nos tuviéramos que dar la vuelta.

Emprendimos, pues, el ascenso por el cordel de la Cruz de la Mujer. El cielo estaba completamente encapotado, y aunque no llovía, el aire estaba tan húmedo que el agua se condensaba sobre el casco y las gafas, que poco a poco empezaron a gotear agua. Los olores se potenciaban, lo que al principio -cerca de corrales- no era precisamente agradable. Afrontamos las primeras rampas del cordel, con apenas compañía de otros dos ciclistas. Nada que ver con el tropel de gente que me había encontrado en ocasiones anteriores.

A medida que ascendíamos, una neblina cada vez más espesa nos iba hurtando los detalles del paisaje, cada vez más serrano, donde poco a poco alcornoques, encinas y pinos empezaban a imponer su presencia. Parecía una extraña combinación de paisaje cordobés con clima gallego, con un frío bastante acusado -rondando los 12ºC durante casi todo el ascenso- y una humedad que se introducía hasta los huesos. Aunque por suerte -por decirlo de alguna manera- las rampas hacían que entráramos en calor.

La subida era bastante sostenida, prácticamente rectilínea y sin apenas variaciones. Después de unos 6.5 km de ascenso, llegamos a una bajada de casi 1 km. que nos condujo a un pequeño valle, que constituyó el preludio de la subida más intensa del cordel: unos 2 km. de subida con unas rampas iniciales bastante exigentes. Al llegar a la cima habíamos recorrido unos 9.5 km de etapa, con una media de 10.8 km/h. Y sorprendentemente, pese al frío, la bruma y la humedad, aún no nos había llovido.

Tras una breve parada, afrontamos el descenso hasta la Cantina. El camino giró a la derecha, y empezamos el descenso de la cuesta de la Lenteja. Un descenso que prometía ser rápido e intenso. Y frío, muy frío. De hecho, apenas iniciado el descenso, nos detuvimos a que Pedro se pusiera un impermeable, pues apenas llevaba un maillot de verano sobre una camiseta de manga larga de entrenamiento. Sólo con eso corría el riesgo de calarse. Reanudado el descenso, bajamos a toda velocidad las doce curvas de la cuesta, cogiendo incluso algún atajo entre curva y curva, en el que Pedro estuvo a punto de irse por el campo al patinarle una rueda. Un descenso muy emocionante, en el que lamenté no haber cogido la minicámara deportiva para registrarlo.

Paramos brevemente en la Cantina, donde conversamos con los escasos tres ciclistas que allí se encontraban. Fue entonces cuando la lluvia hizo acto de presencia. Decidido a no perder más tiempo, por lo que pudiera pasar, iniciamos el descenso hacia Guillena. Teníamos por delante unos 17 kms. de recorrido junto al pantano de Gérgal.

Si el recorrido de la Ruta del Agua es bello de por sí, realizarlo en descenso, y con las condiciones meteorológicas de aquel día lo hacían francamente espectacular: cerros que rompían con sus cumbres las nubes grises cargadas de agua, que no se decidían a descargar sobre nosotros. Un descenso junto a la cola del embalse, con un gris plomizo que no era sino reflejo de lo que teníamos sobre nosotros. Y sobre el terreno, nos encontramos con una sorpresa. Una pequeña salamandra, negra y ocre, que se camuflaba a la perfección sobre el terreno. Tan a la perfección que Pedro estuvo a punto de pasarle por encima.

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Seguimos con el descenso, aunque para ser precisos, el camino alternaba subidas, bajadas, y tramos de llaneo, a medida que íbamos pasando por la ladera de los montes que rodean el pantano. En uno de los frecuentes miradores que jalonan el camino, nos detuvimos a fotografiar la vista. Y es que la estampa valía la pena:

pano-embalse-gergal-2.jpg

Estuvimos parados un rato, antes de reemprender el descenso en nuestras monturas que, pese a todo, se encontraban razonablemente limpias:

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El descenso hasta alcanzar de nuevo el cordel de la Cruz de la Mujer no tuvo mayores novedades: tramos de ascenso, descenso entre bosque mediterráneo, y por último salida a la campiña sevillana junto a eucaliptos, para llegar a Guillena en un rápido descenso.

La etapa había terminado, pero tuvimos un pequeño epílogo, en forma de búsqueda de un lavadero donde adecentar las bicis para no llenar los coches de barro. Dado que no conocía otro, no nos quedó más remedio que ir hasta el polígono de El Cerro, por el trazado que hemos seguido otras veces en la Vía de la Plata. A la vuelta tuve la intención de que nos comiéramos unos cuantos churros con chocolate para meternos algo caliente entre pecho y espalda, pero por desgracia a las doce y media ya habían dejado de venderlos. Fue entonces cuando caí en la cuenta de lo avanzado del día. Por la total ausencia de sol durante toda la jornada, no creía que fuera mucho más tarde de las once de la mañana. Volvimos, pues, frustrados a donde teníamos los coches, y dimos por terminada la etapa. Por suerte Pedro llevaba unos huesitos con los que pude saciar mi apetito goloso. :mrgreen: Y de esta manera concluimos una jornada que tan mal pintaba por la mañana, y que tan divertida fue finalmente.

Foto0082.jpg

El recorrido de la etapa en Google Maps:


Ver 2010/10/30: Cruz de la Mujer – Ruta del Agua en un mapa más grande

Datos de la etapa:

  • Distancia (según mi velocímetro): 34’654 km. (Incluyendo el trayecto hasta el lavadero de coches)
  • Tiempo de etapa: 2h 19m 41s
  • Tiempo desde el inicio de la etapa: 2h 49m 48s
  • Pulsaciones medias: 129 pulsaciones/m
  • Pulsaciones máximas: 173
  • Consumo medio de calorías: 920 kcal/h
  • Consumo máximo de calorías: 1360 kcal/h
  • Tiempo en zonas de pulsaciones: 1h 40m 58s
  • Consumo total de calorías: 2615 kcal
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